después de el placer de encontrarnos
de charlar
de las voces
de los ruidos y tu risa
después de todos y de todo
vuelvo a mí
a ese rincón íntimo
donde el fuego siempre es cálido,
y la brisa del silencio esperado
ayuda a decantar mis pensamientos
quedando con el agua limpia
para que el furor del espíritu
retome su rumbo